Gran Vargas. El regreso.

Por fin el Gran Vargas, desafiando a los electrónicos impulsos que le separaban de nosotras, consigue burlar los “Términos de Servicio” y aterrizar en nuestro humilde tablón comunitario de pegatinas —verborréicas aunque exiguas— para dejar sus inmarcesibles poemas y haikus, imperecederas bagatelas e inmortales divertimentos y retruécanos… justo en el momento en que el cansancio más mella hace en nuestras seudónimas fuerzas y seudopoéticas labias. La conjura ha merecido la pena. Bienvenido de nuevo, Gran Vargas.

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