Nadie lo sabe me estoy oscureciendo inexorablemente las…
Nadie lo sabe
me estoy oscureciendo inexorablemente
las puertas que golpeo siguen mudas
sólo el zumbido vacilante de mi mente
entretejiendo naderías
y la pesada costra de la angustia
enquistada bajo la almohada
algo distorsiona
no sé si es el espejo o mis máscaras
deberé huir
CORRE!
De esa boca…jamas.
córrase!
Debería temer?…no suelo.
Querido Eduardo, me gusta mucho tu poema pero no entiendo el final, o mejor dicho no me encaja con el resto, parece más un microrrelato que un poema.
Querida Murimar…yo tampoco.
El arte está más para sentirse, que para ser comprendido.
Pues no se que decirte, cuando llego al final me expulsa del sentimiento, algo así como un cuadro de Goya que tuviera un reoj de Dalí.
Nada mal por cierto! Que no te desvele un escrito tan prescindible!
Sí… es todo un remolino que va del pecho a la cabeza.