CONDENADO

Paso la noche, muerto de miedo y condenado, entre los monstruos de mis sueños: el entrañable, el autor, el follacabras… Dormido entre fantasmas, no entre mis sábanas, pido la tregua y fumo mi camello. Hasta el humo se vuelve espantoso horizonte de agujeritos negros. Por las rendijas de puertas y ventanas, gotas de viento cruzan sin saludar a nadie. Mariposas se creen mis orejas que, de mosquitos llenas, zumban, zumban, zumban… Y acosado por la devoración triforme de estos fénix sin nombre, cuyo prepucio grana busca la media naranja del moflete, mi cabeza cubro con el yelmo o celada de mi almohada.

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Ariane

Ariane

Es curioso como llegada cierta edad la vida se empeña en regalarnos a casi todos los mismos óbolos, sólo que tú pareces haber sido el elegido para hablar en nombre de tantos. Menudo “embolao”.
I feel the same.
A ver que día volvemos a tomar fotos de Bacon.

Ahasvero

Ahasvero

Estimadísimas amigas, virtuales o no, me remito a lo que Sobre este sitio se dice en el lateral: “Sólo espero que este sitio jamás llegue a ser útil para nadie.”

Ariane

Ariane

Pues oye,  ser-vicio  tampoco es algo que suene y siente tan mal. Lo de la utilidad ya es otro rollo. Un beso oníricamente turbado. Vuelvo a mi yelmo que estoy muuuuy cansada.

Ahasvero

Ahasvero

Pues brindemos por la poesía y el vicio, para que nunca sean útiles a nadie.

Ah, yo ahora me pondré el yelmo para desfacer entuertos.