CONDENADOS

Salió como un lobo dispuesta a que le concediera la confesión de su crimen. Una comezón le rondaba. Cómo pido a los verdugos mis derechos -pensaba. Había asistido alguna vez desde los camarines a las sofocadas ejecuciones. Antes de ser los bribones apestados de aquella sociedad, jugaban su partida sin miedo. Pero ahora tocaba descansar y el pesar les era devuelto con las mismas culatas que usaron para sus crímenes. Perdían la compostura y sólo se rendían de cansancio. Ella, seducida por aquel espectáculo, gritaba y gruñia con desdén. Yo no me comporto con esas embusteras tristezas de rata -pensaba. Para ella eran como un oráculo: apuntaba los números de cada condenado en sus libritos de Cymeria y les dibujaba unas huríes bien entradas en mantecas. Luego volvía a los albergues que frecuentaba. Buscaba remedios, salidas, túneles… Hallándome así de despechada es absolutamente imposible encontrarlas -pensaba. Eran demasiado antiguas. Había que buscar entre nuestra carne como un leproso…

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javierdraw

javierdraw

Llegue aquí por una devolución de gentilezas, por haber ingresado a mi blog y encontré un espacio más que original.
Éxitos!!!

Ahasvero

Ahasvero

No creas, es sólo una apreciación tuya, pero se agradece igualmente,… aunque claro comparado con el copieteo que suele haber en otros blogs no me extraña que este te parezca original (por lo menos es de cosecha propia y no ajena, jejeje…)