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Javier Castaño
Y nunca le recordaba lo que no se debía contar. Tampoco le contaba lo que no se debía recordar. Pero siempre le recordaba lo que debía contarse y siempre le contaba lo que debía recordarse, para que jamás olvidase lo que contaba ni recordase lo que olvidaba.
Parecía muy sencillo desde el diván, la vida real era otra cosa. Intentó de veras seguir las pautas, pero sin éxito. Todo terminaba embrollándose en su cabeza sin orden ni concierto. ¿Qué debería olvidar? ¿Qué tendría que recordar? Antes de volverse definitivamente loco se hizo una promesa. Jamás volvería a confiar en un psiquiatra
Y nunca le recordaba lo que no se debía contar. Tampoco le contaba lo que no se debía recordar. Pero siempre le recordaba lo que debía contarse y siempre le contaba lo que debía recordarse, para que jamás olvidase lo que contaba ni recordase lo que olvidaba.
Parecía muy sencillo desde el diván, la vida real era otra cosa. Intentó de veras seguir las pautas, pero sin éxito. Todo terminaba embrollándose en su cabeza sin orden ni concierto. ¿Qué debería olvidar? ¿Qué tendría que recordar? Antes de volverse definitivamente loco se hizo una promesa. Jamás volvería a confiar en un psiquiatra