anónimo
Quería gritar tu nombre para que el viento frio de la noche lo llevara como un murmullo hasta tus oídos,
pero la sensación de la distancia me lo impidió, y se ancló en la garganta en forma de nudo…
Tan solo llevé mis ojos hacia la luna e intenté sonreír….
Y así dejé que el viento siguiera revolviendo mi cabello,
que mis ideas volaran y las palabras fluyeran…
formando algo parecido a un poema
y llevándose a su paso esas infinitas de ganas de nombrarte.
Lo que más me gusta es el autor…
Una excelente forma de hacer llegar al mismo centro del universo, las ganas ardientes de verte.
Preciosas palabras. Da gusto entrar por la mañana y leer algo tan bonito.