Gracias a una escritora mexicana cuyo nombre no…
Gracias a una escritora mexicana cuyo nombre no se quiere adherir a mi teflón craneal, descubrí que Freud era cariñoso; hipersexuado, narcisista y en extremo sublimador, pero a toda madre.
Gracias a una escritora mexicana cuyo nombre no se quiere adherir a mi teflón craneal, descubrí que Freud era cariñoso; hipersexuado, narcisista y en extremo sublimador, pero a toda madre.
Corrección: a todas las madres.
Y a las hijas, sobrinas, primas (menos la de riesgo) y demás familia.
No reduzcan al pobre hombre al paradigma Edípico… vivimos en una era de igualdad de género y Elektra también rulea.