¿Quién digo que sería fácil amar ¿Quién digo…
¿Quién digo que sería fácil amar?
¿Quién digo que todo sería felicidad?
Salí de su casa con el corazón roto, nos despedimos con un beso y con un “Te Quiero”. Pero dentro de mí había algo quebrado, algo que no volvía a encajar en su sitio. Pensé en decírselo, en decirle todo lo que por mi mente pasaba, lo que mi corazón sentía, pero en vez de eso, me callé y simplemente, olvidé.
Mal hecho.
A veces cómo se siente uno puede empeorar la situación, así que, a veces y solo a veces, es mejor olvidar, para luego volver a recordar y decirlo mejor y con tranquilidad.