Creo, alberto, que se ha deslizado un error (si no es así me disculpo). “Un perro siente vergüenza ante un hombre DEShonesto, es la primera vez que no está ante un igual… ” Creo que así queda mejor. Pero está de usted, no es mi intención corregirlo.
Borgeano, no fue un desliz. Me explico, igualé a los hombres a los perros, ya sé que se habla de las bondades de los canes pero viene de antiguo lo de “Eres un perro” con muchas connotaciones negativas, y me agarré a esta acepción para decir que todos los hombres son perros, (perros=hombres deshonestos) y la excepción es la del honesto…
Probablemente tú, amante de los perros (creo), no estés de acuerdo, tomaste la acepción bondadosa de los perros…
Un saludo.
Ahora sí, perdón por mi incompetencia. A veces sucede. En cuanto a lo de “amante de los perros”, bueno, con el permiso de viva (a la que no le gustan los enlaces propagandísticos), lo mío está claro: adoptar es amar.
Schopenhauer -una de las mentes más brillantes de la filosofía- iba siempre acompañado por su perro. Prefería su compañía a la de los humanos; se dice que cuando el perro hacía alguna fechoría Schopenhauer le llamaba la atención: “Oye, deja ya de comportarte como una persona”. No siempre nuestros iguales son bípedos implumes, como dijo Platón. Y ya que estamos en tema no olvidemos a Diógenes y su busca desesperada por las calles de Atenas buscando un hombre honesto.
Un perro siente vergüenza ante un hombre honesto, es la primera vez que no está ante un igual…
Creo, alberto, que se ha deslizado un error (si no es así me disculpo). “Un perro siente vergüenza ante un hombre DEShonesto, es la primera vez que no está ante un igual… ” Creo que así queda mejor. Pero está de usted, no es mi intención corregirlo.
Borgeano, no fue un desliz. Me explico, igualé a los hombres a los perros, ya sé que se habla de las bondades de los canes pero viene de antiguo lo de “Eres un perro” con muchas connotaciones negativas, y me agarré a esta acepción para decir que todos los hombres son perros, (perros=hombres deshonestos) y la excepción es la del honesto…
Probablemente tú, amante de los perros (creo), no estés de acuerdo, tomaste la acepción bondadosa de los perros…
Un saludo.
Ahora sí, perdón por mi incompetencia. A veces sucede. En cuanto a lo de “amante de los perros”, bueno, con el permiso de viva (a la que no le gustan los enlaces propagandísticos), lo mío está claro: adoptar es amar.
Ninguna incompetencia, uno escribe y los demás interpretan, ja, ja, ya hemos hablado de estas cosas…
Un abrazo.
Cada cual es dueño de su libertad y por tanto puede avergonzarse ante quien desee, pero sería menester que lo hiciese ante su par.
Schopenhauer -una de las mentes más brillantes de la filosofía- iba siempre acompañado por su perro. Prefería su compañía a la de los humanos; se dice que cuando el perro hacía alguna fechoría Schopenhauer le llamaba la atención: “Oye, deja ya de comportarte como una persona”. No siempre nuestros iguales son bípedos implumes, como dijo Platón. Y ya que estamos en tema no olvidemos a Diógenes y su busca desesperada por las calles de Atenas buscando un hombre honesto.
La intelectualidad lleva a grandes hombres a cometer pecado contra sus semejante de indubitable calibre
Perdòn, pero cuando encuentro el tèrmino “pecado” huyo como de la peste.