¡Te quedas exhausto de satisfacción agridulce!. Por una parte, el trabajo físico nos reconcilia con nuestro yo primitivo que somos e, intelectual/emocional, nos alivia sentir el orden fuera (en un intento por sosegar el caos interno). Por otra parte, en cambio, anticipamos la inutilidad del esfuerzo, sabemos que la naturaleza es más laboriosa que nosotros, que polvo, ácaros, borras y desmanes se afanarán por campar alrededor nuestro, sitiéndonos de nuevo. ¡Oh, Sísifo!
Muy cierto.
Pero el futuro está ahí delante, tan intenso, tan vivo… y sólo por arreglar tus salones….
Si es que queda esa parte en uno.. a veces en mí después de esas labores… no hay nada… O_o
¿Está la señora de la casa?
Sí, soy yo
😐
¡Te quedas exhausto de satisfacción agridulce!. Por una parte, el trabajo físico nos reconcilia con nuestro yo primitivo que somos e, intelectual/emocional, nos alivia sentir el orden fuera (en un intento por sosegar el caos interno). Por otra parte, en cambio, anticipamos la inutilidad del esfuerzo, sabemos que la naturaleza es más laboriosa que nosotros, que polvo, ácaros, borras y desmanes se afanarán por campar alrededor nuestro, sitiéndonos de nuevo. ¡Oh, Sísifo!
Perdón quise escribir “sitiándonos”. Es que estoy cansada de tanto limpiar…je, je
…un brevísimo rato limpios de polvo y paja… Je, je.