El estío está acechando, Maico
El estío está acechando, Maico,
y da miedo su pupila implacable,
clavaráse las uñas en mi espalda,
apenas desde los sures solitarios,
olvidados.
Allá ocupada pluma me sostenga
en el justo junio sin sombrero,
sin capital, sin jefes.
En el extremo extremo.
El estío está acechando, Maico,
y da miedo su pupila ciega.
Apenas me ausento, se presiente,
se acorrala, se desierta,
y cabe pensar también en otra playa,
visitada aquel junio,
aquel cenital junio antes de la carrera.
Pero dónde está aquel calor,
me pregunto,
desde la neutra tela
que hoy está fría y seca
y presiente que así morirá.
Tiene un tono muy personal
Todavía con algunas asperezas…
Otra de las sorprendentes, un diamante en bruto
ser poco refinado y pulido es uno de mis defectos